
Tengo la sensación de que estamos ante lo que muchos vendrían a denominar la democratización de la genética. Mendel estaría orgulloso. Bueno, concretamente de algunas de sus variantes como son la genómica y la epigenética. En los últimos dos años, decenas de startups enfocadas en el estudio genómico han proliferado a nivel mundial. Sin ir más lejos, en los últimos 12 meses, gracias a diferentes análisis de ADN de familiares realizados en compañías como Made of Genes o MyHeritage, me he enterado de que soy multiétnico, concretamente ibérico, sardo, italiano, escandinavo, con un pequeño toque centroamericano. Estoy más especiado que un plato de Daviz Muñoz.

Según datos del MIT, en 2018, la cantidad de personas que se sometieron a una prueba de ADN fue la misma que las que se lo habían hecho en todos los años anteriores. A principios de 2019, la cifra de personas que habían incorporado su ADN a alguna de las cuatro de bases de datos comerciales principales de ascendencia y salud alcanzaba los 26 millones. Si este ritmo se mantiene, en 2021 estas bases de datos podrían incluir la composición genética de más de 100 millones de personas. Increíble.

Según los datos del instituto tecnológico, el interés por las denominadas pruebas genéticas de consumo ha creado dos superpotencias: Ancestry y 23andMe (ambos en EEUU). Estas compañías privadas ya disponen de las mayores colecciones del mundo de ADN humano. ¿Peligroso? Valorad vosotros. A nivel tecnológico, para su análisis combinan el big data, machine learning, análisis predictivo y la biología computacional.
Puede ser divertido conocer tus orígenes, pero también puede ser inquietante, quizá descubras algo que no te nunca te hubiese gustado saber…
Personalmente, prefiero la epigenética. ¡Vaya palabra! Voy a intentar explicarla a través del storyteling.
Seguro que todos tenemos un amigo dedicado a disfrutar de los placeres de la vida. Buen comedor, amante de los mejores vinos y licores, fumador de sofisticados cigarros habanos, trasnochador, y en general, poco amigo de la vida y nutrición saludable. Vamos, lo que los clásicos denominarían como “Bon Vivant”, concretamente César-Pierre Richeletet, quien fue el primero en acuñar esta expresión a mediados del siglo XIX. En su honor, le llamaremos César.

“Dolor y Cava” Thomas Lord Busby
¡Ojo, a mi también me gusta disfrutar de los placeres de la vida, a quien no! Pero a diferencia de César, en mi caso de forma más moderada (otros pensarán que aburrida). No fumo, apenas bebo, e intento alimentarme de forma equilibrada. Entre mis hobbies se encuentra el deporte, el que practico con cierta asiduidad. Salgo a correr, disfruto nadando, jugando al padel o cogiendo la bici. Ello no quita que no sepa disfrutar de una buena añada o que no disfrute de una buena cerveza fría en la mejor compañía.
César y yo tenemos la misma edad, 41 años, ambos nacimos en 1979. A simple vista somos parecidos. Estatura media, complexión delgada y aspecto saludable. Pero la ciencia nos reserva una sorpresa. Pese a nacer el mismo año, nuestra edad biológica es muy diferente. Yo cuento con una edad celular de 34 años, mientras que el envejecimiento celular de César es de una persona de 49 años. ¿Cómo es posible? La epigenética lo explica.
Básicamente, la epigenética se basa en la adaptación al medio de Darwin. Así, intenta explicar cómo las cosas que le suceden a alguien a lo largo de su vida pueden cambiar la forma en que se expresa su ADN. Es decir, existen pequeños “metadatos” químicos que se agregan o eliminan del ADN en respuesta a los cambios en el entorno en el que se vive.
El Dr. Steve Horvath, genetista de UCLA, piensa que esta disciplina puede ser útil para algo más que predecir la longevidad. De hecho, según sus palabras, “puede convertir el envejecimiento en una enfermedad curable”. Seguro que haría muy buenas migas con José Luís Cordeiro, fundador de Singularity University. Personalmente lo veo absolutamente pretencioso, pero no podemos negar que su estudio en los últimos años ha reportado muchos resultados positivos de los que, por ejemplo, la industria aseguradora se está empezando a valer.

Durante los últimos años, empresas como Chronomics y MyDNage han empezado a comercializar a través de su página web pruebas edad epigenéticas. Algunas compañías de seguros se han interesado. YouSurance, aseguradora de vida norteamericana, es un ejemplo. Hace unos meses anunció que realizarían pruebas de edad epigenética a aquellos asegurados que así lo demandasen. El principal objetivo es asignarlos a diferentes grupos de riesgo. La aseguradora, de la mano de Life Epigenetics, está obteniendo acceso a firmas epigenéticas que podrán revolucionar la forma en que los consumidores planifican su futuro a nivel de salud y financiero.
En la página web de YouSurance, los consumidores pueden contratar seguros de vida de varios proveedores diferentes. Sin embargo, antes de elegir un producto, a todos ellos se les invita a proporcionar una muestra de saliva. Si acceden, esta muestra se procesa y analiza para elaborar un informe de longevidad, así como una evaluación de la edad epigenética del cliente, que, en muchas ocasiones, tal y como he comentado antes, puede diferir mucho de su edad real.

Por ejemplo, si el asegurado es fumador, es probable que su edad epigenética sea mucho más alta que la cronológica. Eso se traduce en que la aseguradora, en base a los resultados obtenidos, le pueda negar el seguro, o como mínimo aumentarle la prima. En caso contrario, si el asegurado arroja una edad biológica menor que la cronológica, se traducirá en la posibilidad de contratar unos seguros de vida mucho más beneficiosos y con una prima menor.
A diferencia de la genética, donde la regulación prohíbe el uso de la información que arroja en la suscripción de seguros, hasta hoy, los datos epigenéticos no corren la misma suerte, ya que la secuencia de ADN no se ve afectada. Por ello, se trata de una enorme ventana de oportunidad para el sector del seguro de vida y salud.
Como hemos comentado, las pruebas epigenéticas se encuentran en una primera etapa de exploración para la suscripción de seguros de vida, pero sus defensores creen que es una herramienta que allanará el camino para una suscripción más precisa, donde las primas de seguros de vida sean más personalizadas. Personalmente, estoy de acuerdo con las conclusiones de un informe de Capgemini acerca de la epigenética que revela que algunos de los beneficios de este tipo de pruebas se centran en la personalización del seguro, mejorar el onboarding del asegurado con pruebas no invasivas, así como desarrollar productos innovadores. No tardaremos mucho en descubrirlo.