Mientras que el IoT se ocupa de conectar dispositivos, el IoB se centra en conectar a las personas y su comportamiento y, por lo tanto, se preocupa principalmente por la mejor manera de utilizar los datos producidos a partir de este comportamiento.

Se cree que el concepto se originó en blogs escritos por el profesor de psicología Göte Nyman en 2012, cuando describió una forma de “ofrecer a los individuos y/o comunidades un nuevo medio para indicar patrones de comportamiento seleccionados y significativos asignando una dirección IB específica (análoga a Internet de las cosas) a cada comportamiento o patrón”.

Más recientemente, el IoB ha aumentado su popularidad gracias a Gartner. La consultora lo nombró entre las tendencias tecnológicas estratégicas más importantes a nivel mundial para 2021. Uno de sus artículos rezaba que “Internet of Behavior captura el 'polvo digital' de la vida de las personas a partir de una gran variedad de fuentes, y esa información se puede utilizar por parte de entidades públicas o privadas para influir en el comportamiento”.

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