El cambio que sufrirán las cookies de terceros a partir de 2023 no ha sido algo impulsivo ni esporádico, sino que ha sido una preocupación creciente en los últimos años. Los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia de la privacidad de sus datos personales; quién los manipula, dónde se almacenan y cómo se utilizan. El uso de cookies de terceros para el seguimiento de los usuarios en la web, sin transparencia ni consentimiento explícito, ya no es una opción válida.
Con la aplicación cada vez más estricta de las regulaciones y leyes vigentes, como el Reglamento general de protección de datos (GDPR), ahora es el momento de comenzar a recopilar este importante tipo de datos personales que respetan al cliente y mantienen a las empresas protegidas de problemas legales.
Lou Montulli creó en su empresa Netscape Communications el concepto cookie en 1994 con la finalidad de comprobar si los visitantes a la página web eran usuarios recurrentes y de esta manera generar perfilados. Después de Safari, Firefox y Explorer, Google anunció en marzo de 2021 que eliminará progresivamente las cookies de terceros de su navegador Chrome para 2022. El anuncio ha supuesto una verdadera bomba en sectores como el de la publicidad digital, pero también tendrá consecuencias en la privacidad de los usuarios.
Definido por Forrester como los datos que un cliente comparte con una marca de forma intencionada y proactiva, y donde este puede incluir preferencias, intención de compra, contexto personal y la forma en la que persona desea ser reconocida por la marca, el terremoto cookieless ha supuesto la aparición de nuevas estrategias innovadoras encabezadas por el Zero Party Data.